Este nuevo matrimonio, levantó el recelo y la oposición de los carlistas(absolutistas) puesto que a partir de este momento existía la posibilidad de que el monarca tuviera aún descendencia masculina (no la tuyo en ningún de sus anteriores enlaces) y de que, por ello, Carlos Mª quedase sin posibilidades de llegar al trono.
Mas por si esto fuera poco y en prevención de que fuera hembra, lo cual presentaría un grave litigio, Fernando VII promulgó el 29 marzo 1830 la Pragmática Sanción, que derogaba la ley Sálica de 1713, a semejanza de la ley que las Cortes habían establecido ya en 1789, aunque en aquella ocasión no fuera sancionada y promulgada por el entonces rey, Carlos IV.
En vista de tal determinación, los carlistas, con el infante a la cabeza, protestaron de la ilegalidad que representaba una reforma no refrendada por las Cortes. Mas cuando meses después, el 10 octubre 1830, la reina María Cristina dio a luz a la princesa Isabel, la futura Isabel II (1833-1868) , el problema dinástico quedó definitivamente planteado y con él el conflicto ideológico que impulsará a carlistas e isabelinos en su enfrentamiento durante la guerra civil.
En tales circunstancias, los sucesos de La Granja (septiembre 1832) vinieron a enrarecer más aún el turbio panorama de la sucesión. Hallándose Fernando VII gravemente enfermo, la reina María Cristina, que deseaba asegurar la tranquilidad del país y la garantía de los derechos de sus hijas, intentó atraerse al infante Carlos Mª para consejero de la futura regencia y, ante la negativa de éste, para co-regente de la misma. Sin embargo, como no se decidiese a aceptar tampoco dicha dignidad, al fin determinó la reina aconsejar al moribundo monarca que derogase la Pragmática Sanción, como así hizo.
En tales circunstancias, los políticos liberales, se ganaron a María Cristina, ofreciendo el apoyo del partido a la causa de la infanta Isabel si se desheredaba de nuevo a Carlos Mª y alejando del poder a los absolutistas.
En tales circunstancias, los políticos liberales, se ganaron a María Cristina, ofreciendo el apoyo del partido a la causa de la infanta Isabel si se desheredaba de nuevo a Carlos Mª y alejando del poder a los absolutistas.
La Pragmática sanción quedó restablecida en todo su vigor y desde entonces María Cristina, en nombre de su esposo, el monarca enfermo, gobernó rodeada de elementos simpatizantes con el liberalismo. En realidad fue un verdadero golpe de Estado que, ya en vida del monarca, cambió por completo las directrices de la política española y condenó las posibilidades de reinar de su hermano.
La reacción de sus partidarios fue inmediata, llegando a producirse levantamientos y motines en León y Barcelona, y a realizarse intrigas conspiratorias en la propia corte.
Para evitar tales problemas, el nuevo gobierno invitó a Carlos Mª, que hasta el momento se había abstenido de cualquier procedimiento de fuerza contra su hermano, a abandonar el país, so pretexto de tener que acompañar a su esposa, María Francisca, que había sido llamada a Portugal por su hermano, el rey D. Miguel de Portugal.
El 6 de octubre, el general Santos Ladrón de Cegama proclamó a Carlos como rey de España en la localidad de Tricio (La Rioja), fecha en la que se da como comenzada la Primera Guerra Carlista (1833-1840).
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