Cultura Clásica Bloque 6. Sociedad y vida cotidiana.
Teoría:
1.
La infancia en el mundo clásico.
El nacimiento y la aceptación de los hijos: Tanto en Grecia como
en Roma existían rituales relacionados con el nacimiento y la incorporación de
un nuevo miembro a la familia. Durante
los primeros años de vida los niños eran conocidos como país, en el mundo griego, e infans, en el romano.
Las madres griegas, asistidas por mujeres expertas, daban a luz en casa, después de que
esta hubiera sido pintada con pez, una sustancia de color negro (alquitrán),
para alejar a los demonios.
Una vez que la criatura había nacido, si era niño, se colocaba una
rama de olivo en la puerta, y si era niña, una cinta de lana.
Al quinto y sexto día se celebraba una fiesta, llamada anfidromias, en la que se acogía en el grupo familiar al recién nacido. Para ello, se corría
con el niño alrededor del fuego doméstico, y se purificaba la casa y a la
madre.
Al décimo día, se celebraba un banquete familiar, acompañado de
sacrificios. En esta ceremonia se le
ponía nombre al nacido, y se le daban regalos
y amuletos.
En Roma, como en Grecia, la madre era
asistida en el parto por las mujeres de la casa o por una comadrona, al tiempo
que se invocaba a la diosa Juno Lucina, protectora de los nacimientos.
El recién nacido era colocado a los pies del padre, quien podía aceptarlo
como hijo legítimo o rechazarlo. Para anunciar el nacimiento se adornaba la puerta con flores. Al
octavo día, si era niña, y al noveno, si era niño, se celebraba una fiesta, llamada lustratio, en la que al
nacido se le imponía el nombre, se
le purificaba y se le entregaba un amuleto llamado bulla. También se realizaban
sacrificios a los dioses.
-
Los niños no deseados eran
abandonados en Grecia dentro de una vasija de barro. En Roma, se dejaban a los
pies de la Columna Lactaria en el templo Pietas.
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Los niños abandonados podían ser
recogidos por otra pareja, ya como hijo, ya como esclavo o, en el caso de las
niñas, para destinarlas a la prostitución.
-
Los niños con problemas físicos
eran abandonados e, incluso, eliminados, sumergiéndolos en agua helada. En
Esparta, los niños débiles eran llevados al monte Taigeto.
-
Los hijos varones en Roma tenían
un genius o protector.
La educación: La educación en la Antigüedad tenía como objetivo enseñar las
virtudes, costumbres y valores que eran necesarios para el mantenimiento de las
tradiciones.
Pueden destacarse las siguientes características de la educación
en Gracia y Roma:
-
La educación no era obligatoria, es
decir, los padres eran los responsables de la educación de sus hijos, siendo
este un asunto ajeno al Estado, excepto en el caso de Esparta.
-
Los padres pagaban directamente a los maestros. La enseñanza era privada.
-
La música y la gimnasia eran muy
importantes en la educación. El estudio de la música incluía el canto, la danza
y tocar instrumentos (cítara, flauta y lira) siempre de oído. La gimnasia la
realizaban desnudos, ungidos en aceite y con acompañamiento musical. Se
practicaba en los gimnasios, que tenían
un patio central o palestra en el que se ejercitaban.
-
No existían propiamente locales
o escuelas, sino que los maestros
recibían a los alumnos en sus casas. Con el tiempo, en Roma, se construyeron
locales, llamados schola o ludus (juego), escasamente acondicionados, donde el
maestro recibía a los alumnos.
-
Para impartir sus clases, el maestro necesitaba muy poco material:
para los niños, unos bancos como asientos y unas tablillas de madera con cera
en su interior que servían de cuaderno para escribir con ayuda de unos
estiletes o punzones. Para él, una silla con respaldo y una fusta para castigar
a los alumnos poco aplicados.
-
Los niños acudían a sus clases
acompañados de un esclavo llamado pedagogo,
que cuidaba de su seguridad, les llevaba su material escolar y les inculcaba
buen comportamiento. En Roma, el pedagogo era siempre griego que se encargaba
de enseñar a leer y escribir a los niños hasta que iban a la escuela.
-
Los griegos escribían los
números mediante letras del alfabeto y no conocían el cero. Por ejemplo, la
letra alfa era el número 1; la beta, el 2;
la gamma, el 3; y así sucesivamente.
-
En Roma, las clases comenzaban
al alba y duraban todo el día. Al
mediodía se hacía un descanso para comer. Como cualquier niño de hoy
en día,
el infans romano contaba con días hasta la llegada de las nundinae
es decir,
un día festivo que se intercalaba cada nueve días.
2.
El mundo femenino.
El matrimonio: La palabra matrimonio tiene como raíz mater, que significa
“madre”, pues la finalidad principal
del matrimonio era tener hijos que
perpetuaran la familia y así mantener el
número de ciudadanos necesarios para la sociedad.
Los varones consideraban el matrimonio como un mal necesario, pues, sí no se casaban y
no tenían hijos legítimos, estaban mal considerados por la sociedad e incluso,
en época del emperador Augusto, debían de pagar un impuesto especial.
En general, los matrimonios
eran concertados por el padre y se
basaban en alianzas familiares. En Roma, no obstante, hubo épocas en que se
necesitaba el consentimiento de ambos contrayentes para legalizar el
matrimonio.
Las mujeres se comprometían muy jóvenes y se desposaban en cuanto
eran fértiles, es decir, a los once o
doce años. Los varones podían casarse a partir de los catorce, aunque no
solían hacerlo hasta los treinta.
La jornada de
la mujer casada: es difícil generalizar sobre la
vida cotidiana de una mujer casada en la Antigüedad, pues los datos que
conocemos nos dan diferentes versiones según la época o la clase social: desde
la reclusión en el gineceo de las mujers griegas hasta la “libertad” de las
patriarcas romanas durante el época del Imperio. Pero si se puede afirmar que
la mujer griega se dedicaba al oikos y la romana a la familia.
La mujer griega de
familia acomodada estaba al cuidado de los hijos pequeños y debía supervisar
los trabajos de las esclavas, como traer agua de la fuente, preparar la comida
o lavar la ropa. Pero al mismo tiempo tenía que cuidar su aspecto físico y ser
laboriosa, tomando parte de tareas
domésticas bien consideradas, en especial en el hilado o el tejido.
Esta tarea era muy importante también para las familias menos
afortunadas económicamente, pues la materia prima más utilizada era la lana, que procedía de ovejas criadas en
sus propias tierras. La transformación de la fibra en tejido era larga y
necesitaba la participación de todas las mujeres de la casa: primero se
limpiaban los vellones para eliminar los restos de grasa y de suciedad; si se
tenía la posibilidad, se teñían con tintes minerales o vegetales. A
continuación se procedía al hilado con
la rueca y el huso y,
posteriormente, se comenzaba a tejer en un telar vertical que permitía el
entrecruzado de los hilos. De igual manera se trabajaba el lino, que se
cultivaba en torno al Mediterráneo. Con las telas se hacían prendas de vestir y
para el hogar.
La mujer romana, como señora de la casa, también
supervisaba el trabajo de los esclavos y esclavas domésticos, y solo en tiempos
muy antiguos se dedicó al hilado y al tejido, tarea que, junto al teñido, se
realizaba en talleres especializados; pero sí le gustaba el bordado de los
tejidos.
La mujer casada gozaba de mayor libertad para acudir a
espectáculos o para ir de compras junto a su esposo, por lo que se preocupaban
mucho de su aspecto físico: normalmente una esclava, la ornatrix, la ayudaba a
peinarse, a ponerse cremas, maquillarse, depilarse, etc. Pero también tenía una
aserie de limitaciones en su vida
cotidiana:
-
En los banquetes se sentaba a
los pies del marido hasta época imperial.
-
No podía beber vino puro, sino mezclado con agua y miel. Como
domina tenía en su poder las llaves de la bodega y podía ser castigada en caso
de pérdida.
-
Toda esposa tenía que ser un
modelo de honestidad, austeridad y laboriosidad, pero por otra parte, si era
infiel al marido, podía morir a manos de este.
-
La concepción y gestación de los
hijos estaban sometidas a la voluntad del marido, ya que este podía decidir que
su esposa interrumpiera el embarazo o, por el contario, si sospechaba que ella
tenía intención de abortar sin su consentimiento, podía acudir al “guardián del
vientre”, encargado de evitar el aborto. En época imperial las costumbres
cambiaron algo en este aspecto y algunas mujeres no tenían hijos por decisión
propia.
3.
El mundo masculino.
El griego: las actividades del hombre griego eran muy diferentes según su
posición social y la edad. Sin embargo, se puede generalizar y describir una
jornada típica de un ciudadano griego.
La vida de los griegos estaba regida por la salida y puesta del
sol. Por lo tanto, según la estación del año, aprovechaban más o menos el día.
El ciudadano griego se levantaba al amanecer, ejercitaba su cuerpo
y se aseaba. Desayunaba una sopa de pan bañado en vino puro, que podía
acompañar con aceitunas o higos secos. Al desayuno se le llamaba akratismós por
ákratos, que es el nombre que se le daba al vino puro.
Salía de casa para acudir a sus quehaceres y obligaciones.
Avanzado el día, realizaba una comida ligera, llamada áriston, en la que podía
haber legumbres, verduras, aceitunas, queso, ajos, cebolla, pescado, fresco o
en salazón, así como fruta, fresca o seca. El consumo de la carne estaba
reservado a la gente con buena situación económica, ya que, excepto la de
cerdo, era muy cara.
Después de comer, continuaba trabajando hasta el atardecer.
Entonces llevaba a cabo la comida más importante del día, el deipnon,
equivalente a nuestra cena. Era el momento en el que las personas con mejor
posición social celebraban sus banquetes, que constaban de una comida, seguida
de un sympósion, una especie de reunión de bebedores en la que se bebía vino
acompañado de dulces, frutas y legumbres secas. Se trataba de un momento social
de convivencia, en el que se conservaba, se cantaba, se recitaban poesías, se
escuchaba música, se representaban espectáculos de acrobacia y danza, etc…
El romano: como en el caso del hombre griego, la jornada del hombre romano
variaba con su condición social y su situación económica. Aquí nos referimos al
hombre libre, ciudadano romano, sobre el que existe bastante información.
La jornada se dividía en doce
horas diurnas, repartidas desde el amanecer hasta el crepúsculo y doce
horas nocturnas, desde el crepúsculo al amanecer. La duración de las horas
no era de sesenta minutos, sino que variaba según la estación del año.
-
Hora prima y secunda. El romano
se levantaba con la salida del sol.
Se lavaba los brazos y las piernas y se vestía. Tomaba un desayuno, ientaculum, que podía consistir en queso, leche, pan con
aceite, ajo y sal, miel, higos, huevos, uvas…después se iba a trabajar.
-
Hora tertia y quarta. El
ciudadano rico recibía en su casa a los clientes,
personas de clase media arruinados por las guerras, deudas, etc., que dependían
económicamente del dominus (señor). Los clientes solían recibir alimentos o
dinero a cambio de fidelidad a su señor.
-
Hora quinta y sexta. El romano
se dirigía a un thermopolium o taberna de comida y bebida caliente a tomar un tentempié llamado prandium,
que consistía en pan, carne fría, pescados, verduras, huevos y frutas. Tras esa
liguera comida hacía una siesta. El
nombre de siesta procede del latín sexta. Después del descanso, muchos romanos
seguían trabajando.
-
Hora séptima. Comenzaba el
tiempo de ocio para los ricos y desocupados. Podían tomar un baño, en casa o en los baños públicos
(termas). En principio, dedicaban uno de cada nueve días a su aseo personal.
Con el tiempo, ya en épocas imperiales, lo hacían todos los días. En otras
ocasiones, acudían a ver algún espectáculo
público: una obra de teatro, una carrera de carros, una lucha de
gladiadores, etc. También podían ocupar su tiempo libre con el juego, el paseo o el ejercicio físico.
-
De la hora octava a la duodécima.
Hora de la comida fuerte del día, llamada cena.
Las cenae romanas podían ser una
sencilla comida de familia o un banquete en el que, además de saborear
unos manjares excelentes y copiosos, se alternaba con amigos y parientes. Se
servían en una habitación llamaba triclinium por tener tres lechos en los que
se recostaban los comensales. Normalmente, el banquete terminaba antes de ser
noche cerrada, aunque a veces seguían con una fiesta llamada comissatio o
bacanal.
-
Hora duodécima. Los romanos se acostaban
temprano. Al caer la noche, la oscuridad invadía sus calles, que carecían de
iluminación, y era peligroso deambular por ellas.
4. Ejercicios, tareas, trabajos…
1.
¿Cuándo se sabía en Roma que el
padre aceptaba al niño como hijo legítimo?
2.
¿Cuáles eran los destinos de los
niños abandonados?
3.
¿Cuándo recibía el nombre un
niño en Grecia? ¿Y en Roma?
4.
¿Para qué se le ponía un amuleto
al recién nacido?
5.
¿Cómo se llama hoy en día a la
mujer que ayuda en los partos?
6.
¿Por qué crees que se abandonaba
a los niños?
7.
¿Quién era el pedagogo?
8.
¿En qué consistía el estudio de
la música en la Antigüedad?
9.
¿Quién era el guardián del
vientre?
10. ¿Quién era la ormatrix?
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