martes, 16 de mayo de 2017

Cultura Clásica Bloque 6. Sociedad y vida cotidiana.

Cultura Clásica Bloque 6. Sociedad y vida cotidiana.




















Teoría:
1.        La infancia en el mundo clásico.

El nacimiento y la aceptación de los hijos: Tanto en Grecia como en Roma existían rituales relacionados con el nacimiento y la incorporación de un nuevo miembro a la familia.  Durante los primeros años de vida los niños eran conocidos como país, en el mundo  griego, e infans, en el romano.

Las madres griegas, asistidas por mujeres expertas, daban a luz en casa, después de que esta hubiera sido pintada con pez, una sustancia de color negro (alquitrán), para alejar a los demonios.

Una vez que la criatura había nacido, si era niño, se colocaba una rama de olivo en la puerta, y si era niña, una cinta de lana.

Al quinto y sexto día se celebraba una fiesta, llamada anfidromias, en la que se acogía en el grupo familiar al recién nacido. Para ello, se corría con el niño alrededor del fuego doméstico, y se purificaba la casa y a la madre.

Al décimo día, se celebraba un banquete familiar, acompañado de sacrificios. En esta ceremonia se le ponía nombre al nacido, y se le daban regalos y amuletos.

En Roma, como en Grecia, la madre era asistida en el parto por las mujeres de la casa o por una comadrona, al tiempo que se invocaba a la diosa Juno Lucina, protectora de los nacimientos.

El recién nacido era colocado a los pies del padre, quien podía aceptarlo como hijo legítimo o rechazarlo. Para anunciar el nacimiento se adornaba la puerta con flores. Al octavo día, si era niña, y al noveno, si era niño, se celebraba una fiesta, llamada lustratio, en la que al nacido se le imponía el nombre, se le purificaba y se le entregaba un amuleto llamado bulla. También se realizaban sacrificios a los dioses.

Tanto en Grecia, como en Roma  los padres tenían la facultad de aceptar o no sus hijos.

-           Los niños no deseados eran abandonados en Grecia dentro de una vasija de barro. En Roma, se dejaban a los pies de la Columna Lactaria en el templo Pietas.
-           Los niños abandonados podían ser recogidos por otra pareja, ya como hijo, ya como esclavo o, en el caso de las niñas, para destinarlas a la prostitución.
-           Los niños con problemas físicos eran abandonados e, incluso, eliminados, sumergiéndolos en agua helada. En Esparta, los niños débiles eran llevados al monte Taigeto.
-           Los hijos varones en Roma tenían un genius o protector.


La educación: La educación en la Antigüedad tenía como objetivo enseñar las virtudes, costumbres y valores que eran necesarios para el mantenimiento de las tradiciones.

Pueden destacarse las siguientes características de la educación en Gracia y Roma:

-           La educación no era obligatoria, es decir, los padres eran los responsables de la educación de sus hijos, siendo este un asunto ajeno al Estado, excepto en el caso de Esparta.
-           Los padres pagaban directamente a los maestros.  La enseñanza era privada.
-           La música y la gimnasia eran muy importantes en la educación. El estudio de la música incluía el canto, la danza y tocar instrumentos (cítara, flauta y lira) siempre de oído. La gimnasia la realizaban desnudos, ungidos en aceite y con acompañamiento musical. Se practicaba en los gimnasios, que tenían  un patio central o palestra en el que se ejercitaban.
-           No existían propiamente locales o escuelas, sino que los maestros recibían a los alumnos en sus casas.  Con el tiempo, en Roma, se construyeron locales, llamados schola o ludus (juego), escasamente acondicionados, donde el maestro recibía a los alumnos.
-           Para impartir sus clases, el maestro necesitaba muy poco material: para los niños, unos bancos como asientos y unas tablillas de madera con cera en su interior que servían de cuaderno para escribir con ayuda de unos estiletes o punzones. Para él, una silla con respaldo y una fusta para castigar a los alumnos poco aplicados.
-           Los niños acudían a sus clases acompañados de un esclavo llamado pedagogo, que cuidaba de su seguridad, les llevaba su material escolar y les inculcaba buen comportamiento. En Roma, el pedagogo era siempre griego que se encargaba de enseñar a leer y escribir a los niños hasta que iban a la escuela.
-           Los antiguos griegos y romanos utilizaban el ábaco como calculadora.
-           Los griegos escribían los números mediante letras del alfabeto y no conocían el cero. Por ejemplo, la letra alfa era el número 1; la beta, el 2;
         la gamma, el 3; y así sucesivamente.
-           En Roma, las clases comenzaban al alba y duraban todo el día. Al 
        mediodía se hacía un descanso  para comer. Como cualquier niño de hoy 
        en día, el infans romano contaba con días hasta la llegada de las nundinae 
        es decir, un día festivo que se intercalaba cada nueve días.


2.        El mundo femenino.

El matrimonio: La palabra matrimonio tiene como raíz mater, que significa “madre”, pues la finalidad principal del matrimonio era tener hijos que 
perpetuaran la familia y así mantener el número de ciudadanos necesarios para la sociedad.

Los varones consideraban el matrimonio como un mal necesario, pues, sí no se casaban y no tenían hijos legítimos, estaban mal considerados por la sociedad e incluso, en época del emperador Augusto, debían de pagar un impuesto especial.

 En general, los matrimonios eran concertados por el padre y se basaban en alianzas familiares. En Roma, no obstante, hubo épocas en que se necesitaba el consentimiento de ambos contrayentes para legalizar el matrimonio.

Las mujeres se comprometían muy jóvenes y se desposaban en cuanto eran fértiles, es decir, a los once o doce años. Los varones podían casarse a partir de los catorce, aunque no solían hacerlo hasta los treinta.


La jornada de la mujer casada: es difícil generalizar sobre la vida cotidiana de una mujer casada en la Antigüedad, pues los datos que conocemos nos dan diferentes versiones según la época o la clase social: desde la reclusión en el gineceo de las mujers griegas hasta la “libertad” de las patriarcas romanas durante el época del Imperio. Pero si se puede afirmar que la mujer griega se dedicaba al oikos y la romana a la familia.

La mujer griega de familia acomodada estaba al cuidado de los hijos pequeños y debía supervisar los trabajos de las esclavas, como traer agua de la fuente, preparar la comida o lavar la ropa. Pero al mismo tiempo tenía que cuidar su aspecto físico y ser laboriosa, tomando parte de tareas  domésticas bien consideradas, en especial en el hilado o el tejido.

Esta tarea era muy importante también para las familias menos afortunadas económicamente, pues la materia prima más utilizada era la lana, que procedía de ovejas criadas en sus propias tierras. La transformación de la fibra en tejido era larga y necesitaba la participación de todas las mujeres de la casa: primero se limpiaban los vellones para eliminar los restos de grasa y de suciedad; si se tenía la posibilidad, se teñían con tintes minerales o vegetales. A continuación  se procedía al hilado con la rueca y el huso y, posteriormente, se comenzaba a tejer en un telar vertical que permitía el entrecruzado de los hilos. De igual manera se trabajaba el lino, que se cultivaba en torno al Mediterráneo. Con las telas se hacían prendas de vestir y para el hogar.


La mujer romana, como señora de la casa, también supervisaba el trabajo de los esclavos y esclavas domésticos, y solo en tiempos muy antiguos se dedicó al hilado y al tejido, tarea que, junto al teñido, se realizaba en talleres especializados; pero sí le gustaba el bordado de los tejidos.

La mujer casada gozaba de mayor libertad para acudir a espectáculos o para ir de compras junto a su esposo, por lo que se preocupaban mucho de su aspecto físico: normalmente una esclava, la ornatrix, la ayudaba a peinarse, a ponerse cremas, maquillarse, depilarse, etc. Pero también tenía una aserie de limitaciones en su vida cotidiana:

-           En los banquetes se sentaba a los pies del marido hasta época imperial.
-           No podía beber vino puro, sino mezclado con agua y miel. Como domina tenía en su poder las llaves de la bodega y podía ser castigada en caso de pérdida.
-           Toda esposa tenía que ser un modelo de honestidad, austeridad y laboriosidad, pero por otra parte, si era infiel al marido, podía morir a manos de este.
-           La concepción y gestación de los hijos estaban sometidas a la voluntad del marido, ya que este podía decidir que su esposa interrumpiera el embarazo o, por el contario, si sospechaba que ella tenía intención de abortar sin su consentimiento, podía acudir al “guardián del vientre”, encargado de evitar el aborto. En época imperial las costumbres cambiaron algo en este aspecto y algunas mujeres no tenían hijos por decisión propia.



3.        El mundo masculino.

El griego: las actividades del hombre griego eran muy diferentes según su posición social y la edad. Sin embargo, se puede generalizar y describir una jornada típica de un ciudadano griego.

La vida de los griegos estaba regida por la salida y puesta del sol. Por lo tanto, según la estación del año, aprovechaban más o menos el día.

El ciudadano griego se levantaba al amanecer, ejercitaba su cuerpo y se aseaba. Desayunaba una sopa de pan bañado en vino puro, que podía acompañar con aceitunas o higos secos. Al desayuno se le llamaba akratismós por ákratos, que es el nombre que se le daba al vino puro.

Salía de casa para acudir a sus quehaceres y obligaciones. Avanzado el día, realizaba una comida ligera, llamada áriston, en la que podía haber legumbres, verduras, aceitunas, queso, ajos, cebolla, pescado, fresco o en salazón, así como fruta, fresca o seca. El consumo de la carne estaba reservado a la gente con buena situación económica, ya que, excepto la de cerdo, era muy cara.

Después de comer, continuaba trabajando hasta el atardecer. Entonces llevaba a cabo la comida más importante del día, el deipnon, equivalente a nuestra cena. Era el momento en el que las personas con mejor posición social celebraban sus banquetes, que constaban de una comida, seguida de un sympósion, una especie de reunión de bebedores en la que se bebía vino acompañado de dulces, frutas y legumbres secas. Se trataba de un momento social de convivencia, en el que se conservaba, se cantaba, se recitaban poesías, se escuchaba música, se representaban espectáculos de acrobacia y danza, etc…

El romano: como en el caso del hombre griego, la jornada del hombre romano variaba con su condición social y su situación económica. Aquí nos referimos al hombre libre, ciudadano romano, sobre el que existe bastante información.
La jornada se dividía en doce horas diurnas, repartidas desde el amanecer hasta el crepúsculo  y doce horas nocturnas, desde el crepúsculo al amanecer. La duración de las horas no era de sesenta minutos, sino que variaba según la estación del año.

-           Hora prima y secunda. El romano se levantaba con la salida del sol. Se lavaba los brazos y las piernas y se vestía. Tomaba un desayuno, ientaculum, que podía consistir en queso, leche, pan con aceite, ajo y sal, miel, higos, huevos, uvas…después se iba a trabajar.

-           Hora tertia y quarta. El ciudadano rico recibía en su casa a los clientes, personas de clase media arruinados por las guerras, deudas, etc., que dependían económicamente del dominus (señor). Los clientes solían recibir alimentos o dinero a cambio de fidelidad a su señor.

-           Hora quinta y sexta. El romano se dirigía a un thermopolium o taberna de comida y bebida caliente a tomar un tentempié llamado prandium, que consistía en pan, carne fría, pescados, verduras, huevos y frutas. Tras esa liguera comida hacía una siesta. El nombre de siesta procede del latín sexta. Después del descanso, muchos romanos seguían trabajando.

-           Hora séptima. Comenzaba el tiempo de ocio para los ricos y desocupados. Podían tomar un baño, en casa o en los baños públicos (termas). En principio, dedicaban uno de cada nueve días a su aseo personal. Con el tiempo, ya en épocas imperiales, lo hacían todos los días. En otras ocasiones, acudían a ver algún espectáculo público: una obra de teatro, una carrera de carros, una lucha de gladiadores, etc. También podían ocupar su tiempo libre con el juego, el paseo o el ejercicio físico.

-           De la hora octava a la duodécima. Hora de la comida fuerte del día, llamada cena. Las cenae romanas podían ser una  sencilla comida de familia o un banquete en el que, además de saborear unos manjares excelentes y copiosos, se alternaba con amigos y parientes. Se servían en una habitación llamaba triclinium por tener tres lechos en los que se recostaban los comensales. Normalmente, el banquete terminaba antes de ser noche cerrada, aunque a veces seguían con una fiesta llamada comissatio o bacanal.


-           Hora duodécima. Los romanos se acostaban temprano. Al caer la noche, la oscuridad invadía sus calles, que carecían de iluminación, y era peligroso deambular por ellas.

4.     Ejercicios, tareas, trabajos…

1.        ¿Cuándo se sabía en Roma que el padre aceptaba al niño como hijo legítimo?
2.        ¿Cuáles eran los destinos de los niños abandonados?
3.        ¿Cuándo recibía el nombre un niño en Grecia? ¿Y en Roma?
4.        ¿Para qué se le ponía un amuleto al recién nacido?
5.        ¿Cómo se llama hoy en día a la mujer que ayuda en los partos?
6.        ¿Por qué crees que se abandonaba a los niños?
7.        ¿Quién era el pedagogo?
8.        ¿En qué consistía el estudio de la música en la Antigüedad?
9.        ¿Quién era el guardián del vientre?
10.     ¿Quién era la ormatrix?

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